por el Centro de Periodismo Investigativo
ientras los residentes de las comunidades cercanas al río Piedras, en San Juan, y al río Culebrinas, en Aguada, reclaman la ejecución de proyectos para el control de inundaciones que tengan un mínimo impacto ecológico y social, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (USACE, en inglés) se aferra a la canalización por ser la vía menos costosa para atender el problema.
El USACE desempolvó un proyecto ideado hace cerca de 40 años para reducir las inundaciones en varios sectores de San Juan y propone completarlo en el 2032, luego de que una asignación congresional de $1.5 mil millones aprobó los fondos para la obra que conlleva alterar el flujo natural del cuerpo de agua con la construcción de un muro de cemento que reoriente su cauce.
La agencia federal dice que aunque la idea pueda ser vieja, su diseño fue renovado.
“Según el proyecto ha progresado, el diseño ha sido continuamente evaluado y actualizado con los datos, guías de diseño, regulaciones y criterios más recientes, incluyendo lo hidrológico, hidraúlico, el ascenso en el nivel del mar, el cambio climático y la actividad sísmica”, dijo el USACE en declaraciones escritas enviadas al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).
Aun si el diseño se ajustó a los datos, guías y regulaciones vigentes, el proyecto del USACE enfrenta otro problema: lo poco deseable entre ciertos científicos, académicos, líderes ambientalistas y comunitarios, e incluso entre ingenieros, que se ha tornado este tipo de construcción al compararse con proyectos basados en soluciones naturales. Las soluciones basadas en la naturaleza tienen el fin de proteger, construir de manera sostenible o restaurar ecosistemas naturales. En 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció las estrategias de su administración para combatir el cambio climático basadas en soluciones naturales.
“La canalización de ríos no solamente es contraria a las mejores prácticas y planificación para control de inundaciones a nivel internacional, sino que es inconsistente con la hoja de ruta trazada por la administración del presidente Biden para enfrentar el cambio climático”, dijo Raúl Santiago Bartolomei, profesor de la Escuela Graduada de Planificación del Recinto de Río Piedras de la UPR.
“El río no es solamente un canal de agua. El río tiene meandros [curvas]. Enderezar un río es la acción más anti-naturaleza que tú puedes hacer. Una vez tú haces un canal de cemento, ahí básicamente mataste todo el ecosistema y todo lo que está alrededor”, expresó la bióloga y oceanógrafa química adscrita al Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, Ana Navarro.
La admiración casi general que generaba la canalización como obra de la ingeniería, hoy día es cuestionada, desafiada e incluso revertida en países como España, Reino Unido y Francia donde se han hecho proyectos de restauración ecológica de ríos removiendo represas e infraestructura que alteran el flujo natural del agua.
En Estados Unidos USACE ha avalado iniciativas como en Jacksonville, Sacramento, San Francisco y Denver a soluciones basadas en la naturaleza — conocidas como Engineering with Nature — en donde se hizo impermeabilización de superficies y la restauración de espacios que fueron verdes en el pasado.
Incluso en Puerto Rico, la Oficina de Servicios Ecológicos del Caribe y el Programa de Pesca y Conservación de Hábitats Acuáticos del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (USFWS, en inglés) trabajan junto a otros colaboradores en proyectos para eliminar o modificar barreras físicas en los ríos para el beneficio de la fauna acuática. En Arecibo, por ejemplo, se removió la represa Cambalache ubicada en el río Grande de Arecibo con el objetivo de restaurar la conectividad de aproximadamente 25 kilómetros del río para beneficiar el ecosistema, las especies acuáticas y al público, según publicó Fish & Wildlife.
El USACE también tiene activo un proyecto de canalización en el río Grande de Arecibo. Esa construcción es uno de los 18 proyectos que esta agencia tiene en agenda para Puerto Rico en los próximos años.
El costo en la ecuación
Entre las preguntas que plantean los vecinos de San Juan y Aguada están: ¿Por qué usar un modelo de canalización descartado en otros lugares de Europa y varias ciudades de Estados Unidos? ¿Por qué insistir en proyectos en Puerto Rico que afectan los ecosistemas hidrológicos, desconecta hábitats valiosos y provoca el desplazamiento de especies?
El proyecto propuesto del río Piedras se estima que costará $3.5 mil millones. La obra impactará 6.2 millas del canal que atraviesa la zona urbana de San Juan y se dividirá en nueve segmentos que se construirán en varias fases y contratos separados.
La agencia federal expresó que las condiciones del río Piedras dificultan el desarrollo de modelos alternativos a la canalización por medio de diques y canales. Según explicó en declaraciones escritas enviadas al CPI, el modelo alternativo a la canalización que propone la comunidad requeriría la onerosa acción de adquisición de una inmensa cantidad de terrenos públicos, residenciales y comerciales. Debido a los altos niveles de urbanización en San Juan en las orillas del río, una solución alterna a la canalización también impactaría hogares y negocios que tendrían que ser relocalizados a lo largo del cauce. Además, habría que hacer grandes alteraciones a la infraestructura vial.
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“La solución económica, ambiental y de ingeniería dadas estas condiciones es mejorar la canalización existente del río Piedras y sus tributarios”, reiteró el USACE.
El proyecto tal y cómo está diseñado también requiere la adquisición de viviendas en Puerto Nuevo y otras comunidades. Vecinos de Puerto Nuevo han denunciado que la canalización provocaría desplazamientos en el área, y el USACE admitió que habría de 100 a 300 expropiaciones.
Según publicó el USACE en marzo de 2023, la coordinación de los realojos se hará mediante un contrato otorgado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a la compañía PG Engineering Solutions, presidida por el exsecretario del DTOP y excandidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista, Carlos I. Pesquera.
A juicio de la líder comunitaria de Río Piedras, Cynthia Manfred Fernández, quien es la portavoz de la organización Guarda Río, el Gobierno de Puerto Rico no quiere exigir cambios radicales en el proyecto de control de inundaciones por temor a que el Congreso paralice los fondos y por eso, descartó la posibilidad de “hacer un proyecto de avanzada, que dé un ejemplo hacia el futuro ante la resiliencia para el cambio climático”.
No sería la primera vez que los proyectos de control de inundaciones se detienen por falta de fondos federales o estatales. En 1978, tras décadas de episodios de inundaciones en comunidades contiguas a este cuerpo de agua, el entonces gobernador, Carlos Romero Barceló, solicitó al USACE un proyecto de control de inundaciones. Seis años después, la agencia federal aprobó la evaluación de impacto ambiental del diseño del canal. Luego, entre el 1991 y 1992, el USACE publicó el Memorándum del Diseño del proyecto de canalización.
Sin embargo, transcurridas casi cuatro décadas desde que el Gobierno federal otorgó el visto bueno para el diseño del canal, es ahora que finalmente se completará una obra que se inició pero que no se finalizó porque el Gobierno de Puerto Rico no tenía los fondos para su aportación al proyecto. En 2018, el Congreso autorizó al USACE realizar obras con una inversión de 100% en fondos federales sin requerir aportaciones presupuestarias locales.
Según Manfred Fernández, en décadas pasadas el USACE imponía su mentalidad de construcción de diques como alternativa casi exclusiva para el control de las inundaciones provocadas por la salida de los ríos de su cauce. “Las canalizaciones suelen ser más baratas — aunque son caras — que un proyecto de cuenca, y en aquellas épocas no había esas miradas con el ambiente”, comentó.
“Canalizar o dragar mata el cuerpo de agua, que es un cuerpo vivo. La canalización no es un plan a futuro”, opinó Manfred Fernández.
El auspiciador local del proyecto del río Piedras es el DRNA. Según Manfred Fernández, esta agencia ha fallado en solicitarle al USACE que desarrolle un modelo de control de inundaciones en armonía con la cuenca del río y los recursos asociados a esta. La también ex guardabosques y experta en temas ambientales lamentó que el USACE no traiga a Puerto Rico su iniciativa Engineering with Nature.
Solo en la cuenca media del río Piedras, la biodiversidad del área incluye 59 especies de aves, 16 especies de reptiles, ocho especies de anfibios, seis especies de mamíferos, 17 especies de peces, 10 especies de camarones y cangrejos (decápodos), así como 18 especies de invertebrados, según datos recopilados por Guarda Río y la Alianza por la Cuenca del Río Piedras.
“La ribera del río es parte del ecosistema del río, lo que nutre ese balance ecológico, donde tienes el agua y la tierra que está en los alrededores”, explicó Navarro, la bióloga y oceanógrafa química adscrita al Programa Sea Grant.
El CPI pidió una reacción del DRNA desde el 23 de junio, pero al cierre de este reportaje no recibió respuestas.
¿Qué protege el proyecto?
Tanto los residentes de las comunidades aledañas al río Piedras como vecinos de Aguada coinciden en que sus planteamientos no han sido acogidos por el USACE ni por las agencias estatales que patrocinan los proyectos de control de inundaciones en sus regiones.
Los líderes comunitarios que hablaron con el CPI temen que la intransigencia de las agencias les condene a costosos proyectos que, a su juicio, no remediarán los problemas de inundaciones en sus vecindarios, pero afectarán el ecosistemas y eliminarán el beneficio recreativo que les proveen las riberas.
En Aguada, por ejemplo, denuncian que el proyecto de control de riesgo de inundaciones para el río Culebrinas también ha carecido de procesos de consulta ciudadana, lo que ha tenido la consecuencia de que no hayan podido explicar por qué están convencidos que el proyecto no controlará las inundaciones en la áreas que el proyecto propone impactar.
Olga Vega, residente del barrio Espinar de Aguada, dijo que la obra propuesta para controlar las inundaciones en el río Culebrinas no se construiría realmente en el área del río sino que el proyecto consiste en levantar dos diques alrededor del caño Madre Vieja de este pueblo.
“Donde está el río Culebrinas, no habría absolutamente nada que nos proteja de inundación”, indicó Vega. “Es un proyecto tan invasivo y tan grande, y aunque en realidad el propósito es protegernos de la inundación, nos va a inundar más. Como los diques no están construidos donde deben ser, pues la inundación va a afectar más al barrio Tablonal”, agregó la maestra de profesión.
El planificador Santiago Bartolomei explicó que el problema con la canalización con diques es que su diseño se basa en datos hidrológicos que muchas veces no son suficientes para proyectar adecuadamente la magnitud de las inundaciones.
El Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), que es el promotor del proyecto de control de inundaciones en Aguada, aseguró que los ciudadanos serán consultados cuando estén en otra etapa del proyecto.
“En este momento, el proyecto está en una etapa temprana de estudios técnicos para su diseño. Esperamos que más información surja, conforme el proyecto progrese. Como auspiciador no federal, estamos muy atentos a cada etapa y al sentir de los ciudadanos, que en cada etapa del desarrollo del proyecto serán consultados”, aseguró el DTOP en declaraciones escritas enviadas al CPI.
Residentes de Aguada entrevistados por el CPI coincidieron en que la alteración del flujo del agua en el área del caño Madre Vieja podría provocar que comunidades del sector Tablonal y el barrio Espinar experimenten mayores sucesos de inundaciones.
El caño Madre Vieja está ubicado en la colindancia de los municipios de Aguada y Aguadilla. Es un área estuarina de alto valor ecológico que incluye humedales y manglares. El alcalde de Aguada, Christian Cortés Feliciano no respondió a las múltiples solicitudes de entrevista hechas por el CPI.
A los vecinos de este municipio del oeste les preocupa que el proyecto se base en estudios del 2004 que, a su juicio, no toman en consideración los cambios geomorfológicos den la costa de Puerto Rico en las últimas dos décadas.
Javier López Vázquez, secretario del Comité Ciudadanos Aguadeño Pro Conservación del Ambiente, opina que la colocación de los diques en el caño Madre Vieja impactará 11 cuerdas de humedales y el hábitat de especies como el pelícano pardo, que llegó a estar en peligro de extinción.
El líder conservacionista criticó que el USACE haya propuesto esta solución hace más de tres décadas y no hayan reconsiderado si hoy día es la mejor alternativa para evitar las inundaciones en el área.
El proyecto de control de inundaciones del río Culebrinas está en etapa de diseño. Su construcción se llevará a cabo entre los años 2027 y 2033, según el USACE. El costo estimado es de $26.45 millones.
Según la agencia, el proyecto no causará daños a los ecosistemas o especies marinas debido a que “sus características de ingeniería se encuentran tierra adentro y no afectarán los ecosistemas marinos o especies como las tortugas marinas o su anidaje”.
Ante las quejas de los aguadeños, el pasado 11 de mayo, el USACE convocó una reunión de los vecinos que han expresado preocupación por la colocación de los diques en el caño Madre Vieja. La representante de la comunidad Tablonal, Ramonita Méndez, se quedó con la impresión de que el personal del USACE no estaba familiarizado con la geografía del área ni con los reclamos de las comunidades.
“Con las marejadas y el incremento del río, [canalizar] no protege a Espinar ni Tablonal porque se van a encontrar con esta pared [de los diques en el caño Madre Vieja]. Al río Culebrinas no lo tocan para nada [en el proyecto] de canalización”, expresó Méndez.
USACE recomendó que el DTOP o el Municipio de Aguada busquen los fondos para reubicar a los residentes de la comunidad Tablonal que viven dentro de la zona de inundación existente. Aunque desde el 2004 se identificó el impacto al sector Tablonal, las medidas de protección a esta comunidad se excluyeron del proyecto pues “requeriría la reubicación de cientos de estructuras en el área” y no es costo efectivo, según USACE.
Distinto a la mayoría de los proyectos de control de inundaciones que son financiadas 100% con fondos federales, en este caso, los costos del proyecto del río Culebrina son compartidos entre USACE (65%) y el DTOP (35%) a través de fondos federales suplementarios autorizados el pasado año. Para el hidrólogo e ingeniero ambiental Ferdinand Quiñones, la solución que el USACE propone para el río Culebrinas ha fracasado en otros lugares de Estados Unidos.
“Acelerar el desagüe de las inundaciones sin tomar en cuenta los efectos ambientales a largo plazo, incluyendo el mantenimiento de los diques, no es la mejor solución a las inundaciones costeras”, expresó Quiñones en su página Geografía de Puerto Rico en la red social de Facebook.
El ingeniero propone que, en vez de recurrir a la canalización o construcción de diques, se implementen lagunas de detención, tal y como ha ocurrido en lugares de Europa y Estados Unidos.
“Estas lagunas se diseñan de manera que ‘capturen’ el ‘pico’ del flujo de las crecientes y lo almacenen temporalmente, descargándolo luego poco a poco”, agregó el científico.
El alcalde de Aguadilla, Julio Roldán Concepción, cuyo municipio también se impacta por las inundaciones y por el proyecto de canalización, afirmó que le solicitó al USACE que “actualizara todo esos [datos] antes de volver a presentarlo a la comunidad”.
Roldán Concepción criticó que el USACE no pudiera presentar cuál es su propuesta para la mitigación de daños. “Estamos hablando de un caño que tiene flora, fauna, viven diferentes especies, y no se presentó nada”, dijo.
Asimismo, el alcalde mostró preocupación porque el mantenimiento del caño Madre Vieja quedaría a cargo del DTOP. “Ellos dicen que ese mantenimiento [al caño] se lo va a dar DTOP. ¿Qué ha hecho DTOP? Si tenemos las carreteras abandonadas”, añadió el ejecutivo municipal.
Las agencias defienden los proyectos
El USACE aseguró al CPI que trabaja con el Gobierno de Puerto Rico y otras partes involucradas para encontrar los diseños más naturales y ambientalmente sustentables. Dijo que todas las soluciones de diseño son coordinadas con el DRNA.
Para el USACE y el Gobierno de Puerto Rico la canalización es la mejor solución a las inundaciones en las comunidades. La agencia federal aseguró al CPI que el proyecto de río Piedras ha tenido cambios desde que se diseñó hace 30 años. Según la agencia federal, una vez se complete el proyecto, habrá más “superficie verde”, se reducirá el derrame de aguas residuales al río y se construirá un parque lineal que interconectará con el Parque Luis Muñoz Marín de San Juan.
Para la comisionada residente en Washington, Jenniffer González, es suficiente con se actualicen los aspectos de diseño, aunque no se revise la idea que se tuvo hace 40 años de que la construcción de diques eran la mejor alternativa para controlar las inundaciones provocadas por la salida de los ríos de su cauce.
“Todos estos proyectos de canalizaciones de río se hacen por el impacto cada vez que viene una inundación, donde se pone en riesgo la vida de las personas en esas comunidades, y ciertamente la propiedad”, respondió González, a preguntas del CPI. “Estos proyectos pueden haber tenido su primera investigación hace 40 años, pero el Cuerpo de Ingenieros no te construye con un plano de 40 años atrás. Conlleva múltiples revisiones para lo que yo tengo que estar asignando fondos en el Congreso con regularidad para ponerlos al día. De hecho, ese requerimiento federal obliga a que no se puede hacer nada si no hay insumo de la comunidad”, añadió.
El jefe de la División de Proyectos y la Sucursal de Recursos Hídricos del Distrito de Jacksonville del USACE, Milán Mora, coincidió con la Comisionada Residente al ser abordado por el CPI sobre las revisiones que ha tenido el proyecto propuesto.
“En el caso del río Puerto Nuevo [río Piedras], sí los estudios son de 1986, pero los modelos que se están haciendo ahora son nuevos. Todos los estudios que hace el Cuerpo de Ingenieros están basados en 50 años. Se implica a la comunidad local para comentarios y a la Universidad de Puerto Rico”, aseguró Mora.
La Comisionada Residente rechazó que no se haya dado participación ciudadana como parte del proceso de planificación. Dio, como ejemplo, los cambios que, sostiene, ha tenido el proyecto debido a las peticiones de los residentes.
“La comunidad nos había pedido en el 2017 que se canalizara la parte de University Gardens y Reparto Metropolitano que estaba en el plano original. Sin embargo, dos años después, la misma comunidad cambió y dijo que no lo quería. ¿Qué nosotros hicimos? Si no lo quieren, no se hace, pero van a seguir las inundaciones”, dijo González. “Se alteraron los planos para satisfacer la petición de esa sola comunidad. Así que sí se escucha a la comunidad. El requisito federal es escuchar a la comunidad. Muchas veces, los costos del proyecto se duplican porque tienes que volver a hacer las cotizaciones. Sobre el terreno, se encuentran cosas que quizás no estaban cinco años atrás”, agregó.
No obstante, en un documento producido por el Cuerpo de Ingenieros el 23 de marzo de 2023, la agencia federal reconoce que las consultas a los ciudadanos sobre la canalización en el río Piedras se hicieron en 1984 como parte de los requerimientos de la “Evaluación de Impacto Ambiental para cumplimento con NEPA (National Environmental Policy Act)” y luego en 2002 “con un hallazgo de impacto no significativo (FONSI por sus siglas en inglés)”.
Sostiene el USACE que como ahora “se está procesando un NEPA suplementario para los contratos del proyecto en los que se ha identificado un cambio significativo en el diseño original”, habrá un periodo de comentarios públicos. Reclamaron también que junto al DRNA “han coordinado reuniones con la comunidad en diferentes fases del proyecto con el propósito principal de informar al público en general, responder sus preguntas y atender sus preocupaciones”.
En mayo, la Comisionada Residente anunció la creación de un Grupo de Trabajo para las Islas Vírgenes estadounidenses y Puerto Rico con el fin de acelerar los proyectos pendientes del USACE.
Protección de la ribera
Además, de los aspectos técnicos que preocupan a los vecinos del río Piedras, el grupo también demanda que el proyecto les permita la convivencia con el río y su ribera.
A las 3:00 de la tarde del sábado 24 de junio, cuando la temperatura marcaba 99°F en la urbanización Jardines Metropolitanos, en San Juan, un pequeño “corredor ecológico” a lo largo de una parte de la ribera del río Piedras en la calle Galileo de la misma urbanización proveía sombra y temperaturas más frescas a los residentes.
El boletín del Servicio Nacional de Meteorología de Puerto Rico para ese día indicaba que los índices de calor fluctuarían entre 100°F y 110°F en las áreas urbanas y cercanas a las costas. Esa misma tarde, líderes comunitarios y científicos ambientales se reunían en el corredor para abogar por la importancia de conservar las áreas verdes como herramientas de protección ante la crisis climática y para alertar sobre el propuesto proyecto por el USACE que afectaría la ribera.
El impacto que la canalización pueda tener sobre el río, la fauna y la flora es una de las preocupaciones principales que expresaron los vecinos como parte de una investigación comunitaria realizada entre noviembre 2022 y abril 2023 por el Instituto Transdisciplinario de Investigación y Acción Social (ITIAS) de la Universidad de Puerto Rico en Humacao (UPRH) y Guarda Río.
El 74% de los residentes entrevistados dijeron sentirse insatisfechos con el proceso de participación ciudadana establecido por el Gobierno de Puerto Rico y el USACE al manifestar que no hubo suficiente consulta ni transparencia en la información sobre el proyecto. Mientras que 75% de las personas expresaron preocupaciones sobre el proyecto de canalización. La consulta consistió de entrevistas a 257 hogares en las comunidades de University Gardens, Villa Nevares y Jardines Metropolitanos. Por cada casa, una persona contestó el cuestionario del estudio.
El estudio reveló, además, que el 66% de las personas entrevistadas conoce que se hará un proyecto de canalización de la cuenca media del río Piedras. Un 58% de esos que lo conocen están en desacuerdo con el proyecto tal y como está presentado. Un 22% dijo estar indeciso.
De acuerdo al sociólogo ambiental e investigador principal del estudio liderado por la UPRH y Guarda Río, Alejandro Torres Abreu, la mayoría de las personas consultadas entienden que el USACE nunca les proveyó la información necesaria sobre el proyecto.
“No hay proceso de consulta a partir del momento en que se aprueban estos fondos federales y se parte de la premisa de que las comunidades están de acuerdo. El argumento principal tanto del gobierno local como del federal es que eso [la canalización] va a reducir grandemente el problema de las inundaciones. Sin tener los datos, sin haber corrido un proceso de consulta ciudadana formal”, sostuvo Torres Abreu, quien lamentó que en Río Piedras el USACE no practicara el mismo principio de planificación participativa que adoptó ante los reclamos históricos de las ocho comunidades que rodean el Caño Martín Peña, donde se adoptó un modelo diferente al originalmente propuesto.
En respuesta a las solicitudes de mayor participación de las comunidades que forman parte del río Piedras, el 28 de junio el USACE sostuvo una reunión con residentes de San Juan, organizaciones ambientales y personal del Municipio de San Juan. También participaron representantes del DRNA, aunque de forma virtual
Otros modelos para el control de inundaciones
En el estado de Florida, el río Kissimmee pasó por un proceso de canalización que comenzó en la década de los sesenta como respuesta a las inundaciones y los huracanes que impactaron comunidades en la península. Aunque el proyecto aportó inicialmente al control de inundaciones, también contribuyó a la destrucción de los humedales asociados al cuerpo de agua, lo cual provocó una merma de especies de pájaros, peces y mamíferos que formaban parte de la biodiversidad, según investigaciones realizadas en el área y agencias del estado de Florida, según reseñó el National Geographic .
Como consecuencia del impacto adverso en los ecosistemas de la cuenca, a partir de la década de los noventa, el propio USACE junto a otras agencias estatales y federales comenzaron un proceso de restauración del río para restablecer los hábitats y el valor ecológico que se había perdido como consecuencia de la canalización.
“Si bien muchos proyectos de restauración aspiran a reconstruir aspectos de hábitats críticos para especies individuales, el Proyecto de Restauración del río Kissimmee es uno de los pocos en el mundo que aspira a restablecer la integridad de un ecosistema en su totalidad. El restablecimiento de la integridad ecológica significa que la restauración de los componentes físicos y químicos del río y su llano ayudarán a la recuperación de las comunidades de plantas y animales que habían antes de que se estableciera el Proyecto del Control de Inundaciones del Centro y Sur de la Florida”, dice el resumen ejecutivo preparado por el Distrito de Manejo de Agua del Sur de la Florida.
En un reportaje publicado por el portal de la Sociedad Geográfica Nacional, se reseña cómo las comunidades contiguas al río Kissimmee presentaron desde el principio oposición al proyecto de canalización debido a que entendían que su relación con el cuerpo de agua sería alterada. Tras la restauración del río, muchas especies han regresado y se han establecido en aquellas áreas que habitaban previo a la canalización.
En Estados Unidos también se han dado procesos de restauración en el río Elwha en el estado de Washington y en el río de Los Ángeles, en California.
Al ser abordado por el CPI sobre el caso del río Kissimmee, como un posible modelo para el río Piedras, USACE argumentó que la geomorfología de la cuenca hidrográfica en San Juan es diferente al caso del área en el centro de Florida, y por tal razón, los casos no son comparables.
“Debido a la construcción dentro de la llanura inundable y la alta densidad residencial que llega hasta las orillas de los ríos, tienes [en San Juan] una situación en la cual los comercios y residentes están en un área que experimenta inundaciones con frecuencia”, explicó el USACE.
De acuerdo al especialista en infraestructura verde-azul y fundador de la firma Urban Hydrologics, Pedro Santa Rivera, “una ciudad que tiene más vegetación, más infraestructura verde y azul, registra más productividad, más innovación, mejores notas en el trabajo. Es un efecto multiplicador en nuestra sociedad y es algo que tenemos que discutir”.
Para lograr esos objetivos y proponer modelos alternativos para los cuerpos de agua en Puerto Rico, es indispensable que las comunidades estén en el centro de la toma de decisiones, dijo Santa Rivera.
Con esa perspectiva de integrar a las comunidades coincidió Manfred Fernández, quien entiende que el USACE puede acoger el modelo implementado con las comunidades del Caño Martín Peña, donde, para facilitar el dragado, familias fueron realojadas, pero como parte de un proceso de consulta y participación ciudadana.
“Esto hay que repensarlo en serio porque si no, el proyecto [del río Piedras] va a ser desgraciado, más dañino que benévolo. Si se hace de otra manera y en este momento se pausa y se repiensa donde se está impactando el sistema vital del río, cómo hacerlo de otra manera, pues entonces quizás se pueda lograr el mejor proyecto posible que se puede utilizar de modelo en otras áreas de Puerto Rico y quién sabe dónde más, puntualizó Manfred Fernández.
En el 2021, cientos de personas entre los que se encuentran oceanógrafos, biólogos, ingenieros, abogados ambientales, catedráticos, científicos, médicos y líderes de organizaciones comunitarias y en defensa del ambiente en Puerto Rico firmaron la Declaración de 10 puntos por la Crisis Climática. La proclama, que ya tiene casi 800 firmantes, exige a la Rama Ejecutiva y a la Legislativa, entre varias acciones de política pública, la urgente prohibición de “la desaparición de humedales y otros sistemas estuarinos, la canalización de ríos y otras construcciones que nos hacen más vulnerables a inundaciones y erosión”